Nace una Estrella

Hace 5 años mi amiga Araceli me preguntó: "¿Bueno, pues que no eres tú maestra de yoga, cuando vas a empezar a dar clases?"Tenía razón.



Porque todo lo que sucede en la vida tiene una razón de ser, un Miércoles de hace algunos años y siendo Maestra Instructora de la Licenciatura de Gastronomía en la Universidad del Claustro de Sor Juana, comencé -inexplicablemente entonces, debo reconocer- a estudiar una certificación para ser Maestra de Yoga que ofrecía el Departamento de Extensión Universitaria de esta institución. Como si realmente tuviera yo tiempo, comencé a recorrer un camino que ni en mis mejores sueños hubiera pensado caminar algún día. Me gustaba la "información" que recibía, me gustaban las kriyas con sus asanas, los pranayamas... hasta que empezaron a sentarme bien toda una filosofía y toda una forma de vida. Una chispa interior se había encendido; la añoranza de mi verdadero "ser" me llevaba suave y de la mano. Sin embargo, yo "sabía" que "nunca" iba a tener tiempo de ser maestra de Yoga y "sabía" que las secuelas de poliomielitis me "impedirían" "impartir" las "clases" de Yoga, pero estaba contenta y disfrutaba de lo que estaba viviendo.



De manera que cuando Araceli me hizo esas dos preguntas, éstas resonaron con fuerza, sacudieron mi entendimiento y desarmaron, una vez más, mi soberbia mental o intelectual. Entonces le contesté (esperando que no hubiera respuesta y como queriendo ser amable): "Vente cuando quieras y yo te doy clases". Araceli inmediatamente se subió al tren: "Yo puedo los Lunes y los Miércoles a las 8 am, ¿Cuánto me vas a cobrar?" Primero me sorprendí pero respondí automáticamente: "¡Ay, nada!" recordando, casi de inmediato, las palabras de mi entonces maestro Babaji "El que llega con las manos vacías, se va con las manos vacías". Entonces reconsiderando le dije: "Trae lo que quieras, algo. Porque el que llega con las manos llenas se va con las manos llenas" repitiendo lo anterior.



Empezó a crecer la familia de vida y llegaban cada vez más y más alumnos con flores, frutas, semillas y hasta platillos para compartir, después de cada sesión, en suculentos desayunos sanos y llenos de amor.



Primero desapareció el cuarto de música de mis hijos. Luego, desapareció la mecedora de la sala y luego la sala completa. Con el correr del tiempo y en creciendo la comunidad, a los alumnos se les empezó a olvidar que tenían que llegar con algo. Convenimos en una cuota. Todos de acuerdo, seguimos juntos y creciendo la familia cada vez más y más.



Hace un año y diez meses se movió tanto la energía con sucesos tan fuertes que estuve a punto de desertar en este camino. Una vez más, la vida aplacó mi soberbia y de maneras insospechadas- a veces suaves a veces abruptas y despiadadas- me trajo a este maravilloso Oasis. Todavía un poco confundida, no muy convencida y con muchas responsabilidades económicas (ahora tendría que pagar una renta alta, luz, teléfono, etc. etc.), tuve que empezar a aceptar de buen talante -y la verdad que no me costaba nada de trabajo, estaba y estoy tan feliz de que así sea hasta ahora- que seguiría en este camino largo rato y que entonces tenía que empezar a ocuparme para que todo resultara en una ecuación equitativa de "Gana-Gana" para la comunidad del Centro Holístico Óom y mi economía familiar.



"Mari José" le dije a mi hija "ahora el Centro Holístico tiene que tener un nombre. Me gustaría que fuera en Maya porque siento que hay tanto vínculo entre los Itzáes y los grandes Maestros Espirituales de la historia de la vida". Nos dimos a la tarea de buscar y... "¡No puede ser tanta coincidencia!" le dije cuando encontramos la palabra Óom casi o igual que el sonido universal; aparte el significado no podía ser más hermoso BURBUJA.



Así fue entonces que nació este espacio a donde llega gente amorosa, compasiva, empática, respetuosa, llena de luz, a compartir sus sabidurías y a enriquecernos. No me puedo sentir más afortunada, bendecida y llena de luz en esta maravillosa BURBUJA, en el Centro Holístico Óom.

Gracias por dejarme compartir contigo y ser parte de esta historia